viernes, 21 de marzo de 2008

Parte I: los primeros 6 años de vida

Acerca de un niño llamado Carlitos



Todo comienza en junio de 1980 en Bolívar Cauca, una terrible tempestad causada por la violencia que aquejaba la población de Lerma (un caserío de no más de 300 habitantes), la crisis se había originado por un conflicto entre familias que se reunían a compartir y, al calor de unos tragos se asesinaban, lo que había comenzado con un accidente, se tornó en algo supremamente horroroso y la familia de Carlitos no fue la excepción. La intervención de la guerrilla se hacía notar, con la idea de “defender al pueblo y servir”, o al menos eso decían.

Este panorama encontró Carlitos en su nacimiento y los primeros años de su vida, una familia “disfuncional”: de padres separados (desde que él tenia 7 meses de nacido), unos hermanos distantes (de los cuales él fue el menor) y una Mamá que asume su cuidado, pero lo deja a merced de “terceras personas” por cuestiones de trabajo. Sufre maltratos porque no le gustaba tomarse la sopa o simplemente porque no hacía caso a las órdenes que le daban. Pronto aprende a escaparse: a pasar por debajo de la cerca, a huir por el jardín, escondiéndose en la vegetación y en los árboles, tras un nuevo mundo, hacia la libertad, lejos de castigos y reprehensiones. Pronto en la calle, consigue amigos, a merced de quien pudiere darle lo que en la casa no encontraba: Amor, dedicación y tiempo de calidad. En ese propósito conoce a unas “personas verdes” -decía él, que le enseñaban cosas grandiosas:
A Conocer el río, la selva, los animales, y así a descubrir un mundo nuevo.
A Buscar comida en los árboles y pedir o aprovechar el descuido de las personas para tomarla.
Manejar armas y acerca de la “milicia”.

Así, carlitos crece bajo la influencia de éstas “personas de fusil”, él dice que le han enseñado a disparar y que quiere matar a los soldados y policías, porque han atacado y asesinado a sus “amigos”, se torna violento, agresivo y con un vocabulario que para un niño de 3 años deja ver un alto grado de influencia callejera. La madre se asusta al ver el comportamiento de Carlitos, lo que dice y hace, los tipos de juegos que acostumbra realizar, ella ve que si continúa así, su futuro sería una vida de violencia y terrorismo, por eso toma la decisión de trasladarse a la capital, a Popayán; pero no hay muchas personas que le puedan ayudar, necesita dinero para esto y un viejo conocido le propone llevar un “cargamento” porque dicen que es un buen negocio y que deja ganancias haciendo sólo un pequeño esfuerzo. Ella decide aceptar porque no tiene otra alternativa, todo por sus hijos, se la juega toda rumbo a la capital, porque allá le van apagar muy bien por el “encarguito”. Todo transcurre con normalidad, pero de repente hay un retén militar, porque han avisado de trafico de “estupefacientes” y en una estricta requisa la capturan y la sindican de algo que ella no entendía muy bien, como es natural, va a la cárcel y pierde el contacto con sus tres hijos, que quedan al cuidado de familiares, los mayores se van donde unas tías, pero a Carlitos se lo lleva un primo para la ciudad a vivir con su esposa y tres hijos, lo ven descuidado, se la pasa en la calle, aprende malas palabras, costumbres raras, se la pasa enfermo y muy flaco, parece que no lo alimentan bien, sufre la ausencia de sus padres y sus hermanos.

Sufren el terremoto que sacude la ciudad en 1983 como no ha habido jamás en esa parte del país, todo a su alrededor se ha tornado gris, no hay quien ayude, lo ponen a trabajar y a ganarse la vida “para que salda adelante” - le decían.
Cuando Carlitos cumple 5 años de edad, recibe un hermoso regalo: la madre sale de la cárcel y junto con sus hermanos quieren formar una familia. Ella anhelaba estar con sus hijos, pero la ven como una desconocida, así que la tarea de ganarse la confianza de sus hijos fue bastante difícil. Estos años fueron muy difíciles, buscar trabajo, conseguir donde vivir, la escuela, sobrevivir en una ciudad desconocida traería muchos problemas.

La madre de carlitos consigue trabajo en la plaza de mercado, es algo muy difícil para una mujer y madre soltera. Como se volvió costumbre, se llevaba a Carlitos para que le ayudara en sus labores, y era bonito ver que se levantaban de madrugada para hacer las compras, pero como estaba tan pequeño, al comenzar la mañana el niño se quedaba dormidito entre costales, verduras y hortalizas, con la satisfacción de ayudar a la mamita y ser útil para la familia.

Un poco más tarde su abuelito le construye una “carreta” para llevar mercados y ganar un dinero, que pronto se invertiría en la compra de los útiles escolares y su estudio, “porque tú tienes que ser el mejor” - le decían.

Ya en la escuela Carlitos se convierte en uno de los mejores estudiantes, aunque un poco “retraído”, pero agresivo y malhumorado, nadie se metía con él, lo respetaban porque tenía su propia ley. Le gustaba estudiar, decía que quería ser Arquitecto porque algún día le construiría una casa a su mamá y se afanaba por aprender porque veía que sería una buena forma de ayudar a su familia.

Ver la segunda parte:
http://amed-guimel.blogspot.com.co/2008_04_01_archive.html